Martes y miércoles pasaron sin pena ni gloria, con mal tiempo y lluvia. Por necesidades laborales no ha podido llegar la crónica a tiempo.

Al ser sorprendido por Santi -nuestro infatigable alguacil-, éste dio aviso al SEPRONA de la Guardia Civil que se presentó al poco tiempo en el Cementerio. Tras abrir las puertas lo fueron empujando hasta la salida, por la que salió como un cohete a propulsión, entre las risas, chanzas y comentarios de lo bien que habría "formado equipo" con unas patatas unos pimientos y una botella de vino, en torno a una mesa de almuerzo mañanero.
A pesar de lo revuelto que ha quedado el cementerio, los daños no parecen muy graves y en cualquier caso cubiertos por el seguro del Ayuntamiento.
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