Mediando marzo, hemos amanecido con una lluvia de barro que ha transformado el color habitual del pueblo en uno rojizo cerámico. El día se quedó cálido y caniculoso, con una temperatura a mediodía de 20 grados.
A pesar de que las autoridades han informado que es un fenómeno "normal" que trae arena del Sáhara, nadie en el pueblo había visto algo así. Estaremos así algún día más, hasta que una borrasca un poco más fuerte acabe depositando el polvo ambiental, que posiblemente vendrá cargado con fosfatos del desierto y enriquecerá nuestros campos y huertas, aunque obligue a unas limpiezas generales.
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