Después de la tormenta, llega la calma y nos dejó un magnífico día.
Los 18 litros que cayeron ayer por la tarde, dejaron el pueblo como un pincel, excepto las zonas donde se arremolinó lo arrastrado, que quedó como una brocha; trabajo extra para Victoria, a la que algunas vecinas echaron una mano en la tarea de barrido.
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