Amanecimos nevados con una capa de unos 5 cm.
Manuel y César -que se encontraban lamentando tremendamente no tener clase-, se presentaron como "voluntarios espaladores" y acompañados de la buena temperatura reinante, consiguieron que a mediodía en las calles solo quedara el agua del desnieve.
Con la puesta del sol, volvieron los copos de incierto resultado; mañana veremos con que nos despertamos.
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