Termina el mes de marzo con un día templado, cubierto y sin lluvia; los campos y el río se secan a una gran velocidad, con pocas prespectivas de que llueva en breve.
Aquí vamos mal, pero en Asturias el problema es tremendo: esa maravillosa tierra verde ardiendo de cabo a rabo, con fuegos provocados con seguramente alguna espúria intención. Claro, la culpa "del cambio climático", que todo lo tapa.
"Asturias no arde, la están quemando". Que triste.
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