San Isidro nos ha traído un día frío y ventoso y su homenaje se ha trasladó al pueblo, para evitar los fríos y corrientes de la ermita, especialmente a "los más jóvenes", que de gripes y catarros andan surtidos.
Por la tarde tañeron los campanillos de la iglesia para llamar a misa y ofrendar al Santo. Después, bendición de los campos a los cuatro vientos y merienda a cargo de la Hermandad de Labradores en el frontón.
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