De las siete mieles analizadas, únicamente una figuraba en el etiquetado como miel exclusivamente española y el laboratorio certificó que se trataba producto de pólenes de la zona geográfica mediterránea en la que se engloba España. El resto eran mieles de mezcla y en todas ellas figuraba en el etiquetado 'España' como primer país de procedencia de las mieles utilizadas, cuando en ninguno de los casos era así, según la analítica.
Por la composición propia de la miel, todas son igual de buenas (partiendo de la base que sólo contengan miel y no otros aditivos), y para gustos están los colores, te pueden gustar mas fuertes, más suaves, más líquidas, más espesas, el caso es que el producto que consumas sea miel. Para ello lo tenéis bien fácil, adquiriendo la miel a cualquiera de los productores de cercanía y que os ofrezcan confianza, con lo que la calidad del producto estará asegurada.
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