Entró agosto con un día bastante agradable.
Sin novedad por el pueblo, recordamos un par de noticias/efemérides ocurridas en el pueblo en distintos momentos:
La primera ocurrió hace sólo cinco años, un primero de agosto de 2020 (acordaros de las mascarillas por la calle, las limitaciones de horarios, las restricciones de movilidad y circulación; mientras, otros se pegaban la gran vida, todo ésto no iba con ellos):
La Junta de Castilla y León, en relación con el intento de poner freno a la COVID-19, ha limitado desde mañana el horario de restaurantes, hostelería, locales de ocio nocturno y peñas en Castilla y León, hasta la 1,30 horas.
La segunda, hace un poco más de tiempo, cuando no existía lo del cambio climático ni los mapas amenazantes de colorinchis en la tele (que ni siquiera existía), ni las advertencias de "no te pongas al sol al mediodía", "bebe agua abundantemente", "échate crema solar", "come abundantes frutas y verduras" y toda esa cantinela todos los veranos repetida, resultaba que se desataban unas tormentas de verano tremendas. No eran DANAS ni fenómenos con nombres raros, eran sólo tormentas, muchas y potentes, que podían arruinar en muy poco tiempo la cosecha del año. Nos lo contó el abuelo Agapito, un día tal como hoy de 1958:
Con aspecto de nublo y al final de media tarde, desapareció todo temor de tormenta, pero a las siete, se preparó rápidamente un formidable nublo con una oscuridad intensa y gran aparato eléctrico, descargando un chaparrón formidable, hasta el punto de que en Isar, arrastró algunas ovejas, pereciendo ahogadas algunas de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario