Día de transición del otoño, a la espera de las lluvias que previsiblemente caigan la semana que viene.
A falta de noticias por el pueblo, os cuento un poco de lo que os podéis encontrar en Baeza (Jaén), si alguno decide hacer una escapada.
Baeza es un pequeña ciudad unos 15000 habitantes, situado en un alto cerro que domina el mar de olivos del valle del Guadalquivir. Sorprende que sea tan "castellana" en la construcción, con grandes edificios coronados de escudos reales e imperiales; su plaza (se encuentra en obras que finalizan en diciembre) de gran tamaño porticada muy similar a de Lerma, Medina del Campo, Arévalo, el Burgo de Osma, Saldaña, etc.
La estrechez de sus calles del centro, las grandes construcciones, la antigua muralla que en muchos tramos forma parte de la fábrica de las casas, hacen un conjunto en el ningún edificio desentona con los de su entorno, y si lo hace, es por la calidad y acabado final. Todo ésto, hace que el burgalés se encuentre como "en casa".
Desde la repoblación en la Reconquista, Baeza se edificó en las ruinas de la ocupación musulmana siguiendo patrones castellanos, marcándose el acento a partir de 1521 cuando tuvo lugar la batalla de Villalar (Valladolid). Baeza por entonces, se encontraba alineada junto con Jaén, Úbeda, Andújar, Alcalá la Real, Linares, Martos y otras, formando parte de la Junta Comunera, creada para llevar al trono a la reina Juana I de Castilla, por el descontento de los castellanos con el nombrado rey Carlos I, y perdida la batalla, para congraciarse con el Rey Carlos, los Baezanos realizaron una serie de magníficas edificaciones e infraestructuras dedicadas y en reconocimiento de la Corona, que son las que en nuestra época han llevado a que la ciudad sea reconocida como patrimonio de la humanidad por la Unesco.
También es muy de reseñar, el reconocimiento y admiración que se siente la ciudad por la figura del poeta Antonio Machado, que durante unos años residió como profesor de francés en el Instituto de Secundaria de la localidad, y en el cual se conserva intacta el aula donde daba clases.
Para finalizar, sin extenderme más, Baeza tiene un poco de todo: buena y muy amable gente, muy segura, ideal para alojarse, comer (precios, menús y tapeo para todos los bolsillos), así que ahí os lo dejo.
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