sábado, 22 de noviembre de 2025

Sábado, 22 de noviembre de 2025

Buena helada mañanera de un día frío.

El ayuntamiento nos invita a que con vistas a la próxima Navidad, se adornen las fachadas de la casas del pueblo con aquellos materiales que cada uno considere necesarios. Entre todos los participantes se sorteará un queso y dos botellas de cava.

Después de haber pasado por la monarquía de Alfonso XIII, la República, la Guerra Civil, la Posguerra y la Dictadura del General Franco, tal día como hoy de 1975, el abuelo Agapito nos dejó una nota de los actos de la investidura del Rey Juan Carlos I, en la cual se le advertía su alegría y esperanza en el futuro que nos esperaba a los españoles:

Hoy prestó Juramento solemne ante las Cámaras de las Cortes, el Príncipe D. Juan Carlos de Borbón  y Borbón, como rey de España, acto que fue muy emotivo ya que no habíamos visto nunca la coronación de un rey. Su nombre es Juan Carlos I. 

En su primera alocución a la Nación estuvo "formidable", siendo interrumpido varias veces con largos aplausos, a los que con humildes ademanes contestaba muy humilde y emocionado a tan largas ovaciones.

Que Dios le ilumine para que pueda llevar a cabo el timón de la barquilla que hoy empieza a dirigir y que nosotros (sus súdbitos), coadyuvemos a que esta barquilla no naufrague.


Hoy 22 de noviembre de 2025, se ha cumplido el 50 aniversario de la proclamación de D. Juan Carlos de Borbón como Rey de España, con un acto consistente en una comida familiar en el palacio del Pardo de Madrid, presidida por el actual rey Felipe VI, la cual ha contado con la asistencia de D. Juan Carlos (llegado expresamente desde Abu Dabi), y el resto de la familia Real.

El perfil bajo de esta comida o reunión familiar, para celebrar estos 50 años de monarquía, transmite la sensación de un reconocimiento insuficiente a la figura de D. Juan Carlos y una cierta dilución de la importancia que la monarquía ha tenido -y sigue teniendo-, en nuestra sociedad contemporánea.

Conviene recordar el difícil papel que tuvo que asumir para que España evitara varios nuevos episodios de "Duelo de Garrotazos" entre españoles, logrando conciliar posiciones tan duramente enfrentadas y conducir al país hacia la democracia y la prosperidad, respaldado por un gran equipo de personas, capaces de hacer posible ese proyecto.

Durante su reinado fue mayoritariamente aplaudido y respetado por el pueblo español, hasta que se conocieron distintos errores en su vida personal, por los que por los que fue duramente recriminado, a menudo y especialmente, por quienes quizá deberían guardar silencio sobre sus propias vergüenzas, antes de airear las ajenas. 

Todo ésto le llevó a cerrar su etapa en nuestra historia con un gesto poco habitual y difícil de ver en el ámbito político: pidió disculpas, abdicó en favor de su hijo Felipe e incluso abandonó el país casi como un exiliado, asumiendo las consecuencias de sus actos de manera directa y personal.

En fin, solo nos queda darle las gracias por los servicios prestados.

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