miércoles, 8 de julio de 2020

Pasó la mañana y la tarde con el cielo cubierto amenazando tormenta, hasta que a eso de las seis y media comenzó a llover suavemente. Un refresco para el campo y un parón en las labores de cosecha recién iniciadas en los páramos.

A falta de noticias por el pueblo, os contamos una interesante historia de uno de nuestros pueblos vecinos -Hornillos del Camino-.

Uno de estos buenos días de verano marchamos hasta Hormaza con tranquilidad, disfrutando del paseo y de esos detalles que en otros momentos pasan desapercibidos.

Nada mas pasar Hornillos del Camino, un cartel nos indicaba la presencia de un antiguo horno que despertó nuestra curiosidad y nos acercamos a verlo. Lo que quedaba de esta instalación, era un pared de piedra cubierta de maleza y escombros en un estado bastante deficiente, que sin duda alguna, tuvo un pasado mucho mejor.


A la vuelta del paseo, nos encontramos con el amigo Onésimo y le preguntamos por la historia del horno. Nos comentó que durante muchos años sirvió para la fabricación de tejas y ladrillos y que lo regentaban unos asturianos que venían todos los años a temporadas.

Ya en el pueblo, y aprovechando que en casa de Javi y Nati se encuentra la señora María Amable (María Amable Antón de Hornillos del Camino -madre de Javi-), nos comentó que hacia 1940 cuando Julio -su marido- era mozo, unos tejeros asturianos llamados Faustino y Salvador venían todos los años desde abril-mayo y hasta San Roman (18 de noviembre), fabricando y vendiendo tejas y ladrillos. Durante su estancia en Hornillos, se hospedaban en la Cantina de Adolfo Peña (cerca de la plaza) y eran considerados como unos más del pueblo. 

La ubicación del horno es la que hoy conserva los restos y correspondía con una gran "era" completamente llana con un edificio de tres plantas, donde se fabricaba y cocía el material de construcción.

Junto al edificio se acopiaba y guardaba la paja de trilla con la que se prendía y era alimentado el horno, que era calentado durante dos días ininterrumpidos, sin que el fuego pudiera ser abandonado.

La "era", era utilizada para colocar las tejas y ladrillos recién moldeados para que eliminaran parte de la humedad antes de introducirlas en el horno; cuando los asturianos "marchaban", los vecinos la aprovechaban para fabricar adobes de consumo propio.

La actividad del horno de "Hornillos", permaneció en el tiempo unos años mas, hasta que la llegada del material industrial dejó de hacer viable la aventura empresarial de Faustino y Salvador, los tejeros asturianos.


Recordemos el pasado para aprender...


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